"América Latina está en deuda con Cuba"
CARMEN DE CARLOS / ABC.es Día 18/07/2010- El único presidente en la historia que ha tomado posesión durante un terremoto, matiza: «Yo asumí la Presidencia a las once de la mañana y los temblores se produjeron minutos antes. Por tanto, los terremotos son herencia de la Administración anterior. Nosotros somos el Gobierno de la reconstrucción y del futuro». Sebastián Piñera, economista y empresario multimillonario de 60 años (según Forbes, tiene 2.200 millones de dólares), acaba de cumplir cinco meses en el cargo. «Mi primer acto oficial fue acudir al epicentro de la catástrofe», recuerda. Entrevistado por ABC en el histórico Palacio de La Moneda, el político que logró romper 20 años de hegemonía de la Concertación (alianza de izquierdas y democristianos) repasa su breve pero intensa gestión y analiza el panorama internacional....
Piñera no tiene inconveniente en hablar de sus empresas, «las que vendí lo hice de forma voluntaria porque no hay una ley que me obligue». Tampoco de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-90), «es el pasado», insiste. Desconfía de gobiernos como el de Hugo Chávez, «pero lo respeto y pido lo mismo para Chile». Cree que España, entre otros países, «se dejó estar (durmió)» con la crisis pero aprendió que «el estado de bienestar no es eterno y sólo se da en naciones muy, muy ricas». Algunos países de Europa, diagnóstica, «padecen de obesidad, y ahora tienen que ponerse a dieta».
—El 11 de marzo, durante su investidura, el edificio del Congreso llegó a temblar como una hoja. ¿Tuvo miedo de que se derrumbara?
—Una persona nos advirtió a mi mujer [Cecilia Morel y a mi que había una alerta de maremoto y emergencia de evacuación. Me preguntó qué prefería, salvar la vida o asumir la Presidencia. El Congreso está a más de veinte metros sobre el nivel del mar. Sabía que no corríamos peligro. Cuando entré vi las caras de terror de muchos de los presidentes, pero no en el Príncipe de Asturias. Él se mantuvo muy digno y tranquilo.
—¿Qué balance de gestión hace tras los efectos del terremoto?
—Hemos enfrentado la catástrofe y recuperado la capacidad de crecimiento, de inversión y de empleo. Logramos que 1,25 millones de niños volvieran a la escuela, restablecimos el funcionamiento del sistema de salud, construimos más de 60.000 viviendas de emergencia y pusimos en marcha aeropuertos, carreteras y puertos. En otro plano, hemos logrado reactivar la economía chilena. El año pasado cayó un 1,5 por ciento, éste va a crecer mas de cinco puntos; se destruyeron 30.000 empleos y vamos a crear más de 200.000...
—Quizás Europa debería pedirle la formula mágica. ¿Qué análisis hace de la crisis y del ajuste en cadena de los países de la UE?
—Creo que muchos países de Europa gastaron más de la cuenta e hicieron menos modernizaciones de las que deberían. Padecen de obesidad y rigidez. La mejor forma para enfrentarla es dieta y ejercicio. Eso es lo que, en mi opinión, tiene que hacer Europa: reducir el gasto y reiniciar la modernización. No puedes vivir eternamente por encima de tus posibilidades. Los que se durmieron, ahora tienen que recuperar el tiempo perdido.
—¿España es un ejemplo de ello?
—Empecemos con los griegos.
—¿Y después los otros «pigs» (Portugal, Irlanda, Grecia y España)?
—Ese apodo (cerdos) es despectivo. España está aprendiendo la lección. Se ha dado cuenta de que no puede vivir más allá de sus medios. El estado de bienestar es para los países muy, muy ricos. Y no dura para siempre.
—Los gobiernos de Iberoamérica enarbolan la bandera de los derechos humanos pero la mayoría, como Lula, visitan Cuba y callan...
—América Latina está en deuda con Cuba pero, a veces, no somos consecuentes. Cuba es una isla no solamente geográfica, sino ideológica. En el siglo XXI la defensa de la democracia y de los derechos humanos no puede tener fronteras.
—¿Cuáles son las vías para que Cuba recupere la democracia?
—Hay que facilitar una transición. América Latina tiene un gran papel que desempeñar en ese proceso pero también Estados Unidos, que debería modificar su política de bloqueo económico porque no ha producido resultados fecundos.
— Chile es el único país que ha pedido una cláusula democrática para ratificar en el Congreso su adhesión a Unasur (Unión de Naciones Sudamericanas).
—Le plantee al secretario general de Unasur, Néstor Kirchner, que nos gustaría incorporar a los estatutos una cláusula democrática. También le pedí hacer una organización liviana. No queremos una nueva burocracia ni que Unasur pretenda competir o reemplazar a la OEA. Tampoco que sea un campo de batallas ideológicas. Se tienen que respetar las diferencias y buscar los intereses comunes.
—¿La Cumbre UE-América Latina celebrada en Madrid ha supuesto un desencuentro en torno a Porfirio Lobo y las relaciones con el nuevo régimen hondureño?
—Más allá de que el Gobierno español sea de orientación socialista y el nuestro más liberal, la relación es buena y queremos que siga siendo así. Honduras está fuera de la OEA, y en Unasur nos pareció que no era prudente que un país en esa en etapa de transición fuera invitado a la Cumbre. Creo que España, finalmente, comprendió que si había un problema dentro de América latina no era prudente que desde Europa se ignorara esa situación.
—¿Honduras ahora tiene un gobierno democrático? ¿Que hace falta para su reconocimiento?
—La salida de Zelaya fue una quiebra de la democracia. Pero eso es parte del pasado, de la historia. No podemos cambiarlo. Después hubo elecciones, tienen un gobierno de unidad nacional, han creado la Comisión de la Verdad y Reconciliación… Están avanzando en la dirección correcta. Esta situación no puede durar para siempre.
—¿Qué opina de países como Venezuela, Ecuador o Bolivia, que mantienen posiciones flexibles y son acusados de dar refugio a terroristas de las FARC o de ETA?
—El terrorismo y el narcotráfico son enemigos a los que no hay que darles nada. Hay que combatirlos. Siempre dentro de la ley pero con todo el rigor de la ley. Esa es la posición de Chile y es la que deben asumir todos los países verdaderamente democráticos.
—¿La era Pinochet es un capítulo pasado o hay asignaturas pendientes?
—El Gobierno militar es parte de la historia, y mi gobierno no va a ser un guardián de la historia sino un constructor del futuro. Cuando en el presente nos dedicamos a juzgar el pasado, el único que pierde es el futuro. A veces es bueno dejar que la historia duerma en paz.
—¿Pero está de acuerdo con los juicios que hay en Chile?
—Por supuesto, soy partidario de seguir avanzando en la búsqueda de verdad y justicia. Eso es tarea de los tribunales de justicia. Pero un país no puede quedar atrapado en su pasado y seguir reviviendo las mismas divisiones, odios y rencores que causaron tanto daño. Es malo cuando el pasado se transforma en un obstáculo para el futuro.
—¿Ha podido cumplir sus promesas de la campaña electoral de desligarse de sus empresas?
—Me comprometí, porque no hay ninguna ley en Chile que me lo exija, a vender Lanchile y la Clínica Las Condes. Cumplí con mi promesa. Además, plantee mi intención de buscar una solución para el canal Chilevision a través de una Fundación sin fines de lucro para donarla o directamente venderla. Hemos avanzado pero estamos en pleno proceso.
—Ahora surge la duda, ¿es un buen negocio ser presidente de Chile?
—Desde el ángulo económico y financiero, nunca ha sido ni debe ser buen negocio ser presidente de Chile. Si hubiera querido maximizar mi riqueza material, no estaría aquí. Esta casa se llama La Moneda, hace tiempo les dije a mis hijos que ya no me interesaban los billetes, que lo que me interesaba era La Moneda.
—¿Cómo ha cambiado su vida desde que es presidente?
—Mi mujer me acompañó en campaña con una generosidad y lealtad inmensas. Mis cuatro hijos, sin que nadie se lo pidiera, poco a poco, se fueron sumando. Cuando fui elegido presidente ellos volvieron a sus actividades normales, pero mi mujer siguió. Hoy ella trabaja tanto como yo. Eso nos ha unido y nos permite comprendernos y apoyarnos muy bien.
—¿Es partidario del matrimonio entre homosexuales o la unión civil?
—No se debe discriminar a ninguna persona. Ni por su origen étnico, condición socioeconómica, opción religiosa, ni por preferencia sexual. Pero la esencia y naturaleza del matrimonio es entre un hombre y una mujer. No quiero una fórmula jurídica que debilite el matrimonio. Lo que hay hacer es resolver las injusticias para que las parejas puedan compartir el sistema de salud o recibir la pensión a la muerte de uno.
—En España acaba de modificarse la ley de despenalización del aborto, ¿cuál es su posición sobre este asunto?
—Estoy en contra. La decisión de abortar no le corresponde a la madre, ni siquiera a los padres de común acuerdo porque está de por medio la vida de un tercero. Nadie tiene derecho a hacerlo.
—Juan Manuel Santos y José Mujica son los últimos presidentes suramericanos. ¿Qué opina de ellos?
—Santos es un viejo amigo mío. Tenemos mucha historia en común y le tengo mucho aprecio. A Mujica no le conocía, lo hice en el cambio de mando, y nos hemos topado en Buenos Aires y otras partes. Me parece un hombre muy bien intencionado, muy a la antigua, me recuerda a mi padre.
—¿Cómo se plantea la convivencia con vecinos como Chávez, Correa, Morales o Fernández de Kirchner?
—Ellos siguen un modelo de cómo entienden la democracia, la economía, la convivencia, el desarrollo de una sociedad muy distinto del mío. No comparto el camino que ellos siguen pero lo respeto. Lo que pido es que se respete el nuestro también.
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